Planeta en jaque: ¿vamos a seguir mirando para otro lado?
La crisis ambiental es evidente y brutal, pero no inevitable. En este Día Mundial del Ambiente, el llamado es claro: romper el silencio, organizarnos y cambiar el rumbo antes de que sea demasiado tarde.
Cada año, el 5 de junio nos enfrenta con una realidad que ya no se puede ignorar: el planeta está en crisis. Lo evidencian el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad, la contaminación de océanos y ríos, el colapso climático. En distintos escritos hemos intentado unir estos problemas con sus causas profundas, promoviendo la reflexión. Ya no se trata solo de hechos aislados, sino de una crisis estructural que afecta a la humanidad en su conjunto.
El sistema capitalista actual, basado en la competencia y la acumulación de riqueza, es el principal impulsor de esta catástrofe ambiental. La lógica de producir para vender y no para cubrir necesidades ha llevado al despilfarro de recursos naturales, a la contaminación masiva y a una desigualdad sin precedentes. Mientras millones de personas pasan hambre, producimos alimentos para 12 mil millones de seres humanos. Mientras el plástico inunda los mares, las góndolas se llenan de productos que nadie puede comprar.
Además, los avances tecnológicos no han resuelto el problema: lo han profundizado. La incorporación de inteligencia artificial, big data y automatización han aumentado la producción, pero no han reducido la desigualdad. Al contrario, han concentrado aún más la riqueza en manos de unos pocos y acelerado la depredación del ambiente. Las grandes corporaciones saquean minerales, privatizan el agua y explotan la tierra sin freno, buscando ganancias que alimentan una economía insostenible.
Por eso, este Día del Ambiente no puede ser solo una fecha simbólica. Es un llamado a organizarnos, a romper con la lógica individualista y construir una salida colectiva. Tenemos la posibilidad de transformar este sistema: producir de forma planificada, respetar los ciclos naturales, practicar la agroecología, distribuir la riqueza y cuidar la vida. El cambio depende de nosotros. Con el planeta no se negocia. Es hora de unirnos y construir, entre todas y todos, un futuro posible.
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