Más de 185 mil trabajadores formales perdieron su empleo durante el primer año de Milei
En medio de despidos masivos, caída del empleo privado, pobreza récord y reformas regresivas por decreto, el gobierno de Javier Milei deja una marca profunda en el mapa laboral argentino. Un panorama alarmante que revive las luchas históricas por los derechos del trabajador y pone en duda la promesa de libertad.
Desde que Javier Milei asumió la presidencia en diciembre de 2023, el mundo del trabajo en la Argentina entró en una etapa crítica. Con una retórica de “motosierra” como símbolo de cambio y ajuste, la gestión libertaria avanzó sobre el Estado, los convenios colectivos y los puestos de trabajo, dejando datos alarmantes que configuran un verdadero retroceso en materia laboral.
En apenas doce meses de gobierno, se perdieron 185.000 empleos formales. De ese total, 146.000 corresponden al sector privado, y 43.778 a la Administración Pública Nacional, que sufrió una poda del 12,8% de su planta. La construcción fue uno de los sectores más castigados: 62.351 trabajadores quedaron fuera del sistema debido al parate absoluto de la obra pública.
El impacto no se reduce al mundo laboral. La pobreza alcanzó el 57% en el primer trimestre de 2024, afectando a más de la mitad del país. Las medidas económicas provocaron un derrumbe del poder adquisitivo y un aumento sostenido de la informalidad y la precarización.
Como si fuera poco, el gobierno impuso mediante el DNU 70/2023 una profunda reforma laboral: más meses de prueba, menos indemnización, menos protección frente al despido y restricciones al derecho de huelga. Sin discusión parlamentaria, sin consenso social.
Todo esto bajo la bandera de una supuesta libertad que, en los hechos, se tradujo en miseria, desempleo y angustia para cientos de miles de argentinos.
Argentina tiene una historia marcada por la defensa del trabajo. Desde las luchas obreras del siglo XX, el surgimiento de los sindicatos, la Constitución de 1949 y el legado de Perón y Evita, el trabajo siempre fue un derecho, no una mercancía. Los convenios colectivos, el aguinaldo, la estabilidad laboral y las vacaciones pagas no fueron dádivas: fueron conquistas.
Hoy, como en otros tiempos oscuros, esos derechos están bajo amenaza. Pero si algo ha demostrado la clase trabajadora argentina es que no se rinde. Que sabe organizarse, resistir y volver a construir.
Porque detrás de cada número hay una vida. Y detrás de cada vida, una esperanza.
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