Sobre la reducción de la jornada laboral

El debate sobre este modelo para incluir mas trabajadores en el sistema productivo tiene posiciones muy extremas

09/09/2021 Pariendo una nueva sociedad
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Nuestra propuesta para el debate de todas y todos los trabajadores del país es la siguiente:
Reestructurar la actual jornada laboral de 8 horas a: 6 horas de trabajo y 2 horas de estudio:
- Manteniendo los salarios, es decir, sin reducción de los mismos. (Hoy la nueva tecnología permite producir, con menos horas de trabajo, más que antes cuando había jornadas más largas). La productividad así lo exige.
- Sobre las dos horas de estudio diarias serán para todas y todos los trabajadores que así lo acepten. Este es un punto esencial desde nuestra perspectiva. La enajenación que vivimos impide al conjunto de las y los trabajadores “crecer” en el sentido cultural, deportivo, artístico, profesional, etc. Es fundamental que la sociedad tenga herramientas para entender el mundo en el que vive, y para crecer en el sentido humano. Por eso, esta cuestión debe ser parte de la propuesta de nuestra clase para ser llevada adelante en todos los sectores. Quien no lo desee seguirá con la jornada de trabajo de 8 horas, pero creemos que rápidamente se podría imponer, ya que se elevaría el nivel cultural e intelectual de miles de personas, y se convertiría un incentivo real para el resto.
- Bajar de 8 a 6 horas de trabajo diarias a todos los trabajadores implica que, para producir lo mismo que actualmente, hará falta completar por cada trabajador las 2 horas restantes. Por ende, cada tres trabajadores en actividad en la actualidad habrá que incorporar un nuevo empleado; se abrirán así, como mínimo, en el país alrededor de 3 millones de empleos nuevos. Esto, a su vez ampliará el poder adquisitivo del mercado y por ende de la demanda; lo que a su vez estimulará la ampliación de la producción y exigirá más puestos de trabajo.
- Con una masa de familias que tendrán un ingreso genuino, por un lado, el mayor movimiento económico aumentará la recaudación impositiva del Estado sin aumentar los impuestos, y por otro lado, se irá achicando paulatinamente la necesidad de socorrer a familias sin ingresos y otras subvenciones derivadas de la situación de pobreza, miseria e indigencia. A lo que se le sumará: la eliminación de las subvenciones arbitrarias del Estado a empresas, y la reinstalación de retenciones a empresas locales y extranjeras, mineras, soja, etc. De eta manera se podrían, por un lado, achicar desembolsos y gastos, y, por otro lado, aumentar los ingresos, con lo cual crecería significativamente el superávit fiscal.
- ¿Cómo solventar ese mayor desembolso empresario del nuevo empleado cada tres existentes? Hay que ver de qué tipo de producción y empresa se trata: 
a) las Pymes, donde el costo laboral puede rondar el 30 % del precio del artículo, o sea, un artículo cuyo precio es $100 tiene incluido $30 de costo laboral. Ese mismo artículo tendrá un tercio más de costo laboral, con lo cual habrá que cubrir esos $10. Por un lado, dado que el Estado recaudará más y gastará menos podrá bajar los impuestos a las Pymes, posibilitar créditos a tasas preferenciales y otras facilidades que se pueden implementar, etc. Estas empresas tendrán un mayor mercado para colocar sus productos, con lo cual, en un tiempo, no verán afectada la ganancia debido a una mayor venta (es decir, resignar tasa de ganancia por empleado, por una mayor masa de ganancia total). Habrá que ver casos particulares, pero de todas maneras no se puede tratar de cifras inmanejables, y además la otra perspectiva de las Pymes será lo que está ocurriendo: su desaparición.
b) en el caso de las empresas de gran capital con tecnología de última generación, del precio final del producto el costo laboral oscila entre 2 y 5 %. Un producto que valga $100 puede tener a lo sumo $5 de costo laboral incluido. Con lo cual el agregado de un tercio es menos de 1,7% en el precio final, eso lo pueden resignar esas empresas tranquilamente y sin problemas. Inclusive, durante un primer momento, puede ser que una pequeña parte de ese 1,7 % se le pueda descontar de los impuestos. Además, quién dejaría de comprar un artículo porque en vez de $100 cueste $101,70. O un auto porque en vez de $300.000 valga $305.000. Y también se verían beneficiados por el alza del consumo.
- Conclusión: Soluciones hay, pero para llegar a ellas hay que vencer y derrotar intereses que se oponen.
Las soluciones a este y otros problemas debe surgir de resolver los problemas reales y sus causas. No alcanza con ideas brillantes si estas no se corresponden con la realidad que vivimos.
El “mercado laboral” es un conjunto de relaciones que conforman un todo, no se puede resolver sin pensar en el conjunto de las y los trabajadores, no se puede resolver por gremio o sector, y sin tener presente que hay tantos trabajadores registrados como en la informalidad.
Por eso proponemos que estos temas sean protagonistas de un gran debate popular, en cada lugar de trabajo, estudio, barrios y movimientos, etc. Sin debatir y pensar colectivamente será difícil, sino imposible encontrar las soluciones, en un momento en que “esperar desde arriba” que nos resuelvan pareciera no ser una opción.
Si seguimos pensando con el bolsillo los cambios se impondrán a través de conflictos y con mucho dolor. En tanto no discutamos y encontremos caminos hacia otro proyecto de sociedad, los problemas serán cada vez más graves.

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