Tucma: 46.9% apoya y 43.8% rechaza acuerdo con el FMI

Deuda externa y explotación metalífera no pueden discutirse por separado. El apoyo al acuerdo del FMI esta repartido dentro de los referentes de Tucma

30/01/2022 Encuestas Tucma
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El acuerdo con el FMI anunciado por el gobierno tiene un apoyo a medias en la militancia territorial de Tucma, al menos así lo demuestra esta encuesta interna donde responsables de áreas y referentes territoriales  arrojo una postura dividida.

Ante la consulta si estaban de acuerdo o no se expresaron de esta manera

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Si su respuesta es "NO aprueba" el acuerdo ¿qué sugiere al gobierno?

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Si su respuesta es "SI apruebo" cree qué

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La organización se encuentra es un proceso de estudios de los casos de la deuda y de nuestros bienes naturales, y definiendo una agenda de comunicación para trabajar en los territorios con la comunidad.

A continuación compartimos conclusiones de un debate nacional colectivo del cual somos parte

Es imposible desligar el proyecto de explotación metalífera (y de todas las producciones primarias) de la atadura que tiene nuestro país (y muchos otros) a una deuda externa que a todas luces nos condenará a grandes sacrificiossociales y naturales; en un momento del mundo en que las deudas son impagables para cientos de países, la rentabilidad es escasa; y cuando el límite climático nos marca la velocidad del tiempo que se agota cada vez más rápido, al igual que los recursos renovables.
La necesidad del capital trasnacional de obtener renta a través de la explotación de bienes naturales, convertirlos en recursos, saquearlos, evadir impuestos, hacer contrabando, y ganar la aguda competencia que existe entre ellos tiene como la “otra cara de la moneda” el vínculo íntimo de todo este plan con la (falsa) “necesidad” de generar nuevas exportaciones que traigan los dólares para pagar una deuda que se han fugado, que es ilegal, y que no trajo beneficios a las y los argentinos.
Para llevarlo adelante estas corporaciones compran voluntades y utilizan todo tipo de acciones, presionan de distintas maneras a legisladores y funcionarios para imponer sus proyectos. Es el famoso “lobby” minero. Desde el Estado y siguiendo dichas presiones, se incentiva para continuar y profundizar la explotación de Vaca Muerta en Neuquén -por fractura hidráulica-, y otras producciones de hidrocarburos como en el sur del Mar Atlántico, o en el Norte, y buscando aprobar nuevas explotaciones de este tipo como en Mar Del Plata, es decir, la extracción de combustibles fósiles, finitos e irrecuperables para el planeta, que a su vez son generadores de la mayor porción de gases de efecto invernadero que aceleran el Calentamiento Global.
Todo esto configura una situación de permanente atropello a las y los habitantes de nuestra región, y una avanzada institucional que “pareciera” no contemplar el daño que deja la extracción, y que a todas luces nos conduce hacia un deterioro que hará imposible la vida de las próximas generaciones; una situación en que pareciera que la ganancia permite traspasar cualquier límite, y que, finalmente, solo será posible que se imponga mediante la represión del pueblosi es necesario.
Preguntamos, ¿no es posible pensar en desarrollar la producción bajo otra lógica?, ¿no es posible salir de la imposición de las corporaciones y desarrollar ciencia y tecnología con los recursos humanos que tenemos en el país, y sin condicionamientos de “fondos” o “corporaciones” ?, ¿o nos quedamos con la (falsa) dicotomía “minería si, minería no” o “desarrollo si, desarrollo no”? Nosotros decimos firmemente: minería bajo la lógica del Capital Trasnacional, NO. 
“Desarrollo” bajo la lógica destructiva y rentística de Capital, NO.
Pero estamos dispuestas y dispuestos a debatir un plan independiente de las y los trabajadores, junto con el conjunto de los pueblos hermanos de la región, con la participación de científicas, científicos, trabajadoras y trabajadores; un plan que no esté en función de la competencia capitalista sino en función de elevar la calidad de vida de las mayorías y que tenga como eje fundamental abandonar definitivamente la extracción, producción y utilización de combustibles fósiles. Así como también la obsolescencia programada, la sobreproducción de bienes, la sobreexplotación del planeta y de las personas, la utilización de agrotóxicos, los desmontes y tantas otras prácticas del Capital en busca de altos rendimientos y ganancias que poco tienen en cuenta cubrir las necesidades y la salud humanas. Un plan que contenga las alternativas existentes, y otras nuevas, que conducen, por ejemplo, a la soberanía y seguridad alimentaria, a recuperar la soberanía sobre los 
puertos y el comercio exterior, y tantas otras propuestas que deberán surgir en el intercambio y debate popular.
Las y los habitantes de la Argentina, como del resto de mundo, vivimos tiempos de mucha incertidumbre, pero también de reflexión, tiempos en donde los mecanismos formales y herramientas del Estado -que antes "resolvían" y “ordenaban” la vida social- ya no pueden dar respuesta alguna, y no solo eso, sino que son parte fundamental del problema y no de la solución. Y lo hemos demostrado en nuestra argumentación. Queda manifiesto que en dichos ámbitos no están representados nuestros intereses colectivos. Aquel “contrato social” se ha roto y tenemos que crear uno nuevo, superador. Se va haciendo sentir, y así lo demuestran las numerosas manifestaciones y estallidos en todo el mundo, que las poblaciones estamos empujadas a poner en nuestras manos la resolución de los grandes problemas de la sociedad. Es decir, se hace necesario poner por delante lo que nos ocupa a todas y todos, lo colectivo, lo común. Para eso, una de las cuestiones necesarias es lograr unir todas las luchas fragmentadas y encontrar la base común que tienen. Es necesarioentender por qué pasan las cosas. Porque no se trata sólo de defender recursos, se trata de cambiar la lógica que impera, de cambiar el paradigma, se trata de debatir y de pensar entre todas y todos para quién, para qué y cómo producir; y 
cómo distribuimos lo que se produce. Se trata de derribar el dominio de la renta y de la competencia, y para eso debemos organizarnos, como condición para transformar la sociedad.
Y, aunque se nos presenta un escenario catastrófico, la humanidad ha superado momentos de tragedias, angustias y dolores -entre ellos dos guerras mundiales- así como también gestó luchas populares y revoluciones que han demostrado todo de lo que son capaces los pueblos cuando se pone en el centro la satisfacción de las necesidades colectivas y , no el lucro y la ganancia de pocos. Para ello, desentrañar los intereses ocultos, correr los velos, formarse, informarse, replicar la información, involucrarse, romper el individualismo, es decir, organizarse sin esperar nada de arriba, y dar un gran debate en toda la sociedad sobre qué sociedad nos merecemos es tarea URGENTE. ¡Creemos que es posible y lo haremos!

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