La Copa de los Pueblos: cuando el fútbol vuelve a sus raíces

En tiempos donde el fútbol parece estar cada vez más monopolizado por cifras millonarias, contratos blindados y transmisiones codificadas, La Copa de los Pueblos, organizada por la Dirección de Deportes de la Comuna de Santa Ana, nos devuelve a la esencia más pura y noble del deporte: el potrero, el barrio, la comunidad. Este 10 de mayo, Santa Ana será el epicentro de un evento que no solo reunirá a 32 equipos de distintas comunas y localidades tucumanas, sino que pondrá en valor algo mucho más profundo que los goles y los trofeos: la identidad colectiva, el arraigo y el encuentro entre vecinos.

Deportes09/05/2025José María MartínJosé María Martín
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Mientras en los grandes estadios las gradas VIP ganan terreno y las entradas populares se vuelven un lujo, en Santa Ana se juega en las canchas de tierra, en los barrios con nombre de santo, en las villas que guardan historias de generaciones enteras. Se juega en Villa Vieja, Barrio Sagrado Corazón, El Trula o Villa Santa Rosa, donde el silbato no solo da inicio a un partido, sino también a una fiesta que une a los pueblos en algo más grande que la competencia: la fraternidad.

El apoyo del Gobierno de Tucumán, del Ministerio del Interior, de la Secretaria de Deportes y del Ente de Turismo, es una forma de decir que el deporte también es cultura, inclusión, salud, contención y ciudadanía. Que cuando un pibe entra a una cancha, también se aleja –aunque sea por un rato– de la esquina dura. Que cuando una comuna viaja con su equipo, viaja también con su bandera, su historia y su orgullo.

El almuerzo comunitario para los 32 equipos, del que participan mas de un veintena de comunas rurales y equipos locales, será una mesa larga que simbolizará el gesto político y social de compartir, de reconocerse como parte de un mismo entramado, con diferencias, sí, pero con un objetivo común: construir comunidad.

El octogonal final, desde las 15:45, tendrá lugar en la histórica cancha de Racing, donde no habrá cámaras de televisión ni VAR, pero sí habrá miradas llenas de ilusión, padres con orgullo, abuelos que alguna vez también vistieron esa camiseta, y chicos que sueñan con ser como sus mayores.

 La Copa de los Pueblos es importante porque nos recuerda que el fútbol es del pueblo y para el pueblo. Porque no se juega para vender derechos, sino para ganar dignidad. Porque cuando el deporte se pone al servicio del tejido social, deja de ser un espectáculo para transformarse en una herramienta de transformación.

Y ahí, en cada pase, en cada abrazo, en cada festejo improvisado con camisetas sudadas y zapatillas rotas, el fútbol vuelve a ser lo que nunca debió dejar de ser: una fiesta de todos.

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