Paola Nieto: “No salió la bala pero si saldrá una falsa condena”

Por Paola Nieto, dirigente de TUCMA

La voz de08/06/2025La Voz del PuebloLa Voz del Pueblo
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Hace unos días, nos despertamos con la posibilidad cada vez más real de que detengan a Cristina Fernández de Kirchner. Y no por un hecho nuevo, no por una causa transparente, no por un delito comprobado, sino porque decidió lo que el poder no le perdona: volver a disputar el rumbo del país desde una candidatura.

Es claro. Anunció que será candidata en las elecciones intermedias de octubre en la provincia de Buenos Aires, y eso encendió las alarmas del poder real. El mismo que hoy no se sienta en bancas ni despachos, sino en redacciones, en directorios y en la Corte Suprema de Justicia. Cristina lo llamó por nombre y apellido: el partido judicial. Ese que no se somete a elecciones, pero define el juego político. Ese que quiere lo que no puede lograr con votos: proscribir.

Y no es una percepción aislada ni un capricho partidario. Es el sentir de la mayoría del pueblo argentino. Según las últimas encuestas, solo 8 de cada 100 personas confían en la justicia. Ocho. ¡En un país democrático! El 84 % cree que los jueces benefician a los poderosos. El 79 % piensa que el sistema judicial es ineficaz. Y un 78 % dice que los jueces están sometidos al poder político. Eso no lo digo yo; lo dice el pueblo.

¿Y qué hacen frente a eso? Nada. O peor: siguen profundizando la desconfianza.

¿No aprendimos nada de lo que pasó en Brasil con Lula? Lo encarcelaron sin pruebas firmes, lo bajaron de la elección y después tuvieron que anularle todo porque era ilegal. Pero el daño ya estaba hecho: la democracia herida, el pueblo silenciado y un país en manos de quienes jamás ganan limpiamente.

Hoy quieren hacer lo mismo acá. ¿Y sabes qué? Les molesta que Cristina no se rinda. Que no baje los brazos. Que, aun sin cargo, sigue siendo la figura política más potente de la Argentina. Por eso la quieren presa. Porque si juega, pierden. Y como no pueden derrotarla en las urnas, buscan sacarla con fallos judiciales armados en los despachos de Comodoro Py.

Y lo más grave no es solo la persecución a una mujer que ha sido presidenta dos veces. Lo más grave es que, si lo logran con ella, van a venir por todos y todas. Por cada dirigente que no se arrodilla. Por cada espacio que levanta la voz. Por cada militante que cree que la política debe ser una herramienta de transformación, y no una mercancía al servicio del mercado.
Quizás Argentina necesite empezar a transitar el camino de México, donde recientemente el pueblo eligió a las autoridades del poder judicial.

Una democracia sin justicia confiable no es democracia. Es una trampa. Por eso, desde TUCMA, desde esta trinchera del norte argentino que hace once años pelea desde abajo, repudiamos con fuerza esta avanzada judicial y exigimos que se respete la voluntad popular.

No vamos a quedarnos de brazos cruzados viendo cómo el poder vuelve a usar las togas para hacer lo que no puede con votos. Porque eso no es justicia: es persecución. Es proscripción. Es golpe blando.

Y frente a eso, vamos a organizarnos. Vamos a movilizarnos. Y vamos a estar, como siempre, del lado del pueblo.

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